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Mostrando entradas de julio, 2023

Un Testigo de la Fuerza de la Oración

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Santa Teresa de Calcuta Fruto del silencio es la oración.  Fruto de la oración es la fe.  Fruto de la fe es el amor. Fruto del amor es el servicio. Fruto del servicio es la paz. Tenemos tanta necesidad de orar como de respirar. Sin la oración no podemos hacer nada. Para mí, la raíz de los males que nos aquejan está en la f alta de oración. El primer requisito para la oración es el silencio. Las personas de oración son personas que saben guardar silencio. Todos los días, en la comunión, expreso un doble sentimiento a Jesús. Uno de gratitud, porque me ha dado la fu erza para perseverar hasta ese día. El otro es una petición: «Jesús, enséñame a orar». Cuanto más logremos almacenar en nuestras almas a través de la oración silenciosa, más podremos dar en nuestra vida activa. Con frecuencia, una mirada ferviente, confiada, profunda, dirigida a Cristo, puede transformarse en la más encendida oración. La oración es un doble proceso de hablar y escuchar. Él nos habla y nosotros le escuchamos. N

Cuento - Aquí está Juan

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Aquí está Juan Ocurrió en un pequeño pueblo perdido en la montaña. Durante la hora de la catequesis, un párroco enseñó a rezar de memoria unas cuantas oraciones a los niños. Pasado el tiempo, se dio cuenta de que todas las tardes entraba un niño en la capilla y se pasaba mucho tiempo allí. Llegaba a estar hasta más de una hora. El párroco, intrigado y deseoso por saber lo que haría tanto tiempo ese niño allí metido, le preguntó un día: - ¿Qué haces tanto tiempo en la capilla todas las tardes? Y el niño respondió con gran sencillez: Rezar. ¿Y cómo rezas? - preguntó lleno de curiosidad. Y el niño, inocentemente, le dijo: - Pues le digo a Jesús: «Aquí está Juan». Y luego escucho lo que me dice. - ¿Y qué te dice? - preguntó ansioso el párroco. - Me dice que me quiere - contestó el niño. - ¿Y tú qué le dices? - siguió preguntando. - Yo le digo que le quiero. - ¿Y qué más? - insistió el párroco. Entonces, el niño, mirándole con gran sorpresa a los ojos, le contestó: - ¿Le parece poco, padre?

Cuento - El Poder de la Mirada

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Mientras desayunaba, un hombre leyó una noticia del periódico que hablaba sobre la cantidad de personas que pasaban hambre en el mundo, y se dijo: - ¿Dónde está Dios para ayudarles? -Y luego continuó su vida con toda normalidad. A medio día vio en el telediario que hablaban sobre la gente que sufría y moría en el mundo por culpa de la pobreza y la injusticia, y se dijo: - ¿Dónde está Dios para ayudarles? -Y luego continuó su vida con toda normalidad. Por la tarde, mientras iba en el coche a su trabajo, vio a un mendigo dormir entre cartones en el suelo de la acera, y se dijo: - ¿Dónde está Dios para ayudarles? -Y luego continuó su vida con toda normalidad. Por la noche, cuando llegó a casa, vino abatido, cabizbajo y derrotado porque había perdido su trabajo, y se dijo: - ¿Dónde está Dios para ayudarme? -Y su vida ya no continuó con toda normalidad. Se llenó de tristeza y desesperación mientras se repetía: ¿dónde está Dios para ayudarme? Esa noche Dios le visitó en sueños para responder